Nota 4

 Nota de lectura – “El cuento de Navidad de Auggie Wren” (Paul Auster)

Estructura del cuento

La estructura es circular y metanarrativa: comienza con el narrador (Paul Auster como personaje) hablando en primera persona, explicando su dificultad para escribir un cuento de Navidad “realista”.

A partir de ahí, Auggie entra en escena y le ofrece una historia verdadera… o al menos eso dice.

El cuento que cuenta Auggie también tiene su propia estructura: es un relato dentro del relato, con inicio, desarrollo y un final con giro sutil que deja la verdad en suspenso.

El cuento juega con la frontera entre lo real y lo inventado, pero sin que eso le reste humanidad. Todo el tiempo nos pregunta: ¿importa si es verdad o no?

El narrador

Hay dos narradores:

1. El narrador principal, que se presenta como Paul Auster, da una sensación de realismo autobiográfico.

2. Auggie Wren, que se convierte en narrador dentro del relato, con un tono callejero, directo y entrañable.

La relación entre ambos está marcada por la confianza, pero también por la duda: no sabemos si lo que cuenta Auggie pasó o no, y ese es justamente el punto.

La historia en sí

La anécdota que cuenta Auggie parece pequeña: encuentra una billetera, se la devuelve a una anciana ciega que cree que él es su nieto, y comparte con ella una falsa Navidad.

Pero es un acto de generosidad silenciosa, profundamente humano.

Hay una mezcla de ternura y engaño, de mentira piadosa y verdad emocional. Eso le da al cuento su tono ambiguo, pero conmovedor.

La idea de que “cada historia verdadera necesita un poco de mentira para sonar verdadera” atraviesa todo el cuento.

Sobre la película Smoke (Wayne Wang)

Narración audiovisual

La película toma el cuento como núcleo emocional y lo expande en un universo coral, donde todos los personajes buscan algo: redención, sentido, consuelo.

El cuento de Auggie aparece al final, narrado por Harvey Keitel (Auggie) con un tono íntimo, cálido, y después mostrado solo con música e imágenes: esa decisión potencia lo emocional, hace que las palabras se conviertan en experiencia visual.

El proyecto fotográfico

Auggie toma una foto todos los días, a la misma hora, desde el mismo lugar. Miles de fotos iguales… y sin embargo, todas distintas.

Ese proyecto simboliza:

El valor del tiempo y la rutina.

El poder de mirar en profundidad lo cotidiano.

La idea de que la belleza y la verdad no están en lo extraordinario, sino en lo que siempre está ahí, si sabemos mirar.

Cuando Auggie muestra sus fotos, deteniéndose en una sola para hablar de su novia fallecida, entendemos que cada imagen es un acto de memoria, de amor, de resistencia al olvido.

Reflexión final

Tanto el cuento como la película nos invitan a pensar en lo que significa narrar: no solo contar hechos, sino compartir algo humano.

¿Qué es la verdad? ¿Lo que pasó, o lo que sentimos?

En ambos casos, Auggie Wren se convierte en un cuentista del barrio, un contador de historias que hace del mundo algo más amable, más habitable.

Y como dice el narrador: “Lo más hermoso del cuento es que no sé si es verdad. Y no me importa.”


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